San Pedro Sula, Honduras.
En la cuartería donde residían fueron ultimados a balazos una pareja y su vecino en la colonia La Unión.
Las personas victimadas son los esposos Santos Amaya Palacios (40) y Suyapa Castillo Rápalo (42) y Wilmer Monroy (35).
En el informe, dado a conocer por las autoridades policiales, se establece que el triple crimen se produjo a eso de las 10:20 pm del miércoles en la cuartería adonde vivían los ahora occisos situada en un pasaje entre 28 y 29 calles, 4 y 8 avenidas de la referida colonia.
Información recabada por la Policía establece que a esa hora los esposos cos sus dos hijas estaban en el cuarto que alquilaban y Monroy se encontraba en su cuarto a la par del que habitaba la pareja.
De repente llegó al lugar una camioneta color gris, de la cual se bajaron cuatro individuos armados de fusiles.
Dos de los individuos irrumpieron en el cuarto de los esposos y otros dos en la vivienda de Monroy.
Los delincuentes les dispararon en varias ocasiones.
El crimen fue en una cuartería situada en un pasaje entre 28 y 29 calles, 4 y 8 avenidas de la colonia La Unión.
En el cuarto de la pareja estaban sus dos hijas de cinco y seis años, quienes mientras les disparaban a su padres lograron escapar y se fueron a refugiar a una iglesia evangélica a media cuadra de la escena del crimen.
Los victimarios huyeron en la camioneta que andaban.
Las autoridades policiales indicaron que el crimen supuestamente fue cometido por pandilleros.
Esta hipótesis de la Policía se basa en que, según las averiguaciones, pandilleros del sector les habían manifestado a los ahora occisos que se fueran del lugar porque supuestamente hay familares de ellos que viven en otro sector de la ciudad que son miembros de la mara contraria.
Se informó que la última advertencia se la habían hecho a los ahora victimados hacía ocho días.
Los esposos y su vecino eran miembros de la iglesia evengélica La Cosecha.
Ayer llegaron a la morgue forense familiares de los victimados y miembros de esa iglesia evangélica a reclamar sus cuerpos.
Dijeron que Amaya Palacios trabajaba como supervisor de una cadena de tiendas de útiles escolares y accesorios de oficina.
Wilmer Monroy era mecánico de carros.
La mujer victimada era ama de casa.