Tecún Umán, Guatemala.
El triunfo de Donald Trump y su llegada a la Casa Blanca dispararon los precios que los traficantes de personas cobran por transportar clandestinamente a emigrantes desde Honduras hasta Estados Unidos.
Estos traficantes, que para las autoridades son “delincuentes” y para los migrantes una “salvación”, comenzaron a subir los precios desde el año pasado aprovechando la zozobra generada por el nuevo mandatario.
$8,000Desde la casaEl coyote cobra esta cantidad y se compromete a llevar al emigrante desde su casa en Honduras hasta Estados Unidos.
A finales de marzo de 2016, Trump, en pleno fragor de la campaña política, anunció que iba a construir un muro en la frontera sur de su país con dinero desembolsado directamente por México o con los nuevos impuestos que les impondría a las remesas familiares.
Con el argumento del muro de Trump y arguyendo que en los próximos años la vigilancia en la frontera será inquebrantable, los traficantes, llamados coloquialmente coyotes, le cobran a un hondureño entre $6,000 y $8,000 para transportarlo “seguramente”.
En Tecún Umán, Guatemala, hondureños consultados por LA PRENSA dijeron que ellos prefirieron salir del país y comenzar la travesía sin “coyote” porque les cobraban $8,000 desde su casa, independientemente de la ubicación en Honduras.
Tecún Umán y Ciudad Hidalgo, divididas por el río Suchiate, son ciudades utilizadas por los emigrantes para contactar a coyotes o para iniciar la travesía indivualmente.
“La ventaja que tiene uno si viaja con un buen coyote es que llega en menos de 10 días y viaja seguro.
Los riesgos son pocos, ellos conocen la ruta y a uno lo llevan en carros.
Si yo tuviera $8,000 mejor pondría un negocio”, dijo un emigrante que se identificó como Omar Montes, al ser entrevistado en el parque central de la ciudad fronteriza de Tecún Umán.
$6,000Desde TecúnEl hondureño paga $2,000 menos, si se encuentra en la frontera de Guatemala con México.
Este negocio clandestino implica redes de traficantes (compuestos por jefes, guías y colaboradores), armas, logística (vehículos), transacciones bancarias.
Sus operaciones se extienden desde el territorio estadounidense hasta Centroamérica.
En las décadas de 1980 y 1990, los traficantes, llamados en ese entonces “polleros”, eran, en su mayoría, de nacionalidad mexicana, actualmente, dentro del negocio hay hondureños, salvadoreños y guatemaltecos, quienes tienen diferentes funciones.
“Yo tengo mi trabajo formal en el norte y también ayudo a las personas a viajar”, dijo un coyote que afirmó ser de Honduras cuando se encontraba en el río Suchiate, que divide a Tecún Umán con Ciudad Hidalo, México.
El tráfico de personas es un delito; sin embargo, los emigrantes recurren a esta opción.
ColaboradoresEn el parque de Tecún Umán, periodistas de LA PRENSA que se hicieron pasar como emigrantes, entraron en contacto con una señora, de unos 60 años, que es intermediaria entre coyotes y clientes.
$5,000A la fronteraEsta cantidad la pagan los migrantes que quieren llegar a la frontera sur y pedir asilo o refugio en Estados Unidos.
Todos los días, esta mujer deambula por el parque y con la Biblia en las manos se aproxima a los extranjeros y se identifica como una evangelizadora, minutos después, se pone a la disposición como una facilitadora de coyotes.
“Si usted quiere, yo le puedo presentar a un muchacho que lo puede llevar al norte por $6,000.
Debe pagar mañana $3,000 y la otra parte cuando llegue a Estados Unidos”, le dijo a un periodista de LA PRENSA.
Algunos hondureños llegan hasta esta ciudad para ahorrar el pago de $2,000, pues desde este punto los traficantes cobran $6,000.
El cliente puede pagar en dos partes, siempre y cuando cuente con un familiar en Estados Unidos que se comprometa a desembolsar el dinero.
Todos las semanas, hondureños viajan en autobuses directos desde San Pedro Sula hasta Tecún Umán.
El pasaje les cuesta L1,000 y el viaje demora alrededor de 15 horas.
Todos desembarcan en la terminal de buses local y allí deben esperar al coyote.
Los coyotes cobran diferentes cantidades según la ubicación geográfica del emigrante y otras circunstancias.
La semana anterior, cuando Trump asumió el poder en Estados Unidos, periodistas de LA PRENSA constaron que los coyotes llegan a la terminal y en vehículos recogen a sus clientes para cruzar, al día siguiente, la frontera mexicana a través del río Suchiate.
Algunos traficantes entregan a los emigrantes en Ciudad Hidalgo a otros llamados guías que componen la red.
Estos los transportan en carros hasta otro estado de México.
Dentro de este esquema, un hondureño que haya contratado a un coyote puede entrar en contacto con varios traficantes en todo el trayecto y viajar en diferentes carros.
EstrategiaDado a que las redes de traficantes de personas y bandas de criminales han tenido disputas en México, los coyotes han tenido que crear un sistema de claves para identificar a sus clientes y evitar un secuestro.
“Ahora están trabajando con códigos.
A la persona le dan un código, por ejemplo Yajaira, Yuta, y esa palabra debe decirla cuando se la pidan en algún lugar en el paso por México”, explicó Samuel Gaitán, coordinador de asistencias de la Casa del Migrante en Ciudad de Guatemala.
Quienes viajan solos o contratan a otros delincuentes que aseguran ser coyotes corren el riesgo de ser secuestrados, utilizados como mulas o ser prostituidas, en el caso de las mujeres.