California, Estados Unidos.
Leticia Soto, una indocumentada hispana que fue violada por su supervisor en un edificio de Los Ángeles, California, donde laboraba como trabajadora de limpieza en el turno nocturno, relató hoy su terrible experiencia a través de una carta que le escribió a su agresor.
La mujer de origen mexicano contó que nunca denunció a su agresor ante las autoridades debido a que tenía temor a ser deportada, según publicó la cadena hispana Univisión.
"¿Te acuerdas de mí? Yo soy la mujer invisible.
Soy la mujer que violaste hace nueve años, aquella noche.
Yo soy esa mujer, a la que le marcaste el cuerpo con tus golpes, rasguños y mordidas mientras me violabas.
Aún camino con las cicatrices de tus mordidas en mis senos", comenzó diciendo Soto, cuyo caso forma parte de la campaña 'Fin del Acoso Sexual en el Turno Nocturno', a favor de las mujeres inmigrantes.
"¿Te acuerdas de mí? Antes de que tú tomaras mi cuerpo, que no te pertenecía, yo ya existía.
Nunca supiste quien era y es Leticia.
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Yo era una mujer que ya había vivido logros y desafíos.
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Soy una mujer que lo sacrificaría todo por sus hijos.
Un día, como muchas, busqué la esperanza en ‘El Norte’.
Ingenuamente creí que encontraría el ‘Sueño Americano’ para mí y para mis hijos.
Y con esa esperanza es como llegué al edificio donde trabajabas tú", agregó la afectada.
Activistas exigieron al gobernador de California aprobar una ley que proteja a las trabajadoras inmigrantes del abuso sexual.
La campaña fue promovida por unos trescientos limpiadores y activistas que urgieron al gobernador de California, Jerry Brown, que firme una propuesta de ley para ampliar las protecciones contra el acoso sexual y la "violación en el turno nocturno" para unos 200.
000 limpiadores del estado dorado, estén o no sindicalizados.
La ley, la primera de su clase en todo el país, también obligaría a los empresarios y a las compañías a implementar programas de entrenamiento y prevención de abuso sexual en el trabajo.
Además daría formación a los trabajadores en materia de abuso y violación sexual para que puedan actuar acorde a la nueva ley.
"¿Te acuerdas de mí? Yo me acuerdo de ti, recuerdo el día que entraste donde yo limpiaba y me preguntaste: “¿Tu seguro es bueno, Leticia? ¿Eres una ilegal?”.
En ese momento sentí un escalofrío por todo mi cuerpo y con esas palabras supe que mi vida cambiaria, pero lo resistí.
Tú me dijiste: “Aquí a los ilegales nadie los quiere, no son nada, son basura".
"Te bajaste los pantalones.
Te lanzaste hacia mi rompiéndome el uniforme.
Aún recuerdo el sonido de los botones que se rompían y caían al piso.
Yo peleando contra ti y tú dispuesto a quitarme el brasier.
Casi me rompes el brazo tratando de quitármelo.
¿Recuerdas el brasier? Era uno que se abrochaba por el frente y no podías quitármelo.
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Mientras todavía lo traía puesto, sentía un poco de esperanza, que esto no estaba sucediendo, que no iba a suceder.
Pero sucedió".
EstadísticaCada día aproximadamente 50 personas son agredidas sexualmente o violadas durante su jornada laboral, según el Departamento de Justicia de los Estados Unidos.
"Me cubrí los senos con mis dos manos y en ese momento me jalaste el pelo y me tiraste al suelo.
Grité.
¡NO, NO, NO! Pero tú seguiste y hasta dijiste: “Nadie te puede escuchar”.
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“Si dejas te va a gustar, y te dejo que sigas trabajando aquí”, me decías.
Sentí el dolor en mi cuerpo, pero no me podía mover.
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Sentí tus manos bajándome los pantalones y luego sentí que penetrabas mi cuerpo.
Aún recuerdo el olor de tu aliento asqueroso mientras tomabas lo que no era tuyo".
"¿Te acuerdas de mis gritos? Cuando acabaste y te saliste de mi cuerpo, finalmente me pude mover.
“Maldito sucio” yo te gritaba, “¿por qué me hiciste esto?”.
“Porque perras como tú siempre se antojan”, dijiste.
Y yo te dije, “te voy a denunciar; voy a ir a la policía”.
Tú me contestaste: “Oh, sí, toma, llámales ahora”, dándome tu celular.
“¿Sabes qué?, mejor les llamo yo y les digo lo que tú me hiciste a mí.
Es a ti a quien van a deportar mi‘ja.
Nadie te va a creer”.
"Recuerdo que te tiré las llaves con la poca fuerza que me quedaba y salí corriendo colocándome mi ropa.
Me salí con lágrimas, tu sudor y olor marcados en mí.
Solo pensaba en mis hijos, solitos en la casa.
Cuando finalmente llegué al lobby solo buscaba la salida.
Me sentía sucia, como la basura que apesta, una ilegal a quien nadie quiere en este país".
Lea más: 'El Chapo' afronta su cita para extradición la próxima semanaSoto relató que al día siguiente de ser ultrajada denunció al departamento de recursos humanos de la compañía para la que trabajaba sin embargo "no le creyeron porque el hombre era un buen empleado y nunca habían recibido quejas sobre el".
"Viví nueve años en silencio.
Y no te reporté con la autoridad.
Nunca fui al hospital por miedo a que llamaran a la policía.
Nunca fui a la policía por miedo a que llamaran a inmigración.
Y todos sabemos qué pasa cuando te llaman a inmigración: separación de tus hijos y deportación.
No pagaste por tu crimen.
Y nunca tuve un día en Corte para leerte esta carta".
"Yo decidí romper el silencio porque tengo una hija y si un día esto le llegara a pasar yo quiero que sepa que ella no es una basura.
Que no se tiene que quedar callada, que el mundo sí la va a escuchar y que sí le van a creer.
Que tiene derechos.
Soy una mujer valiente, soy una promotora, soy mujer inmigrante.
Soy una sobreviviente".