Tel Aviv, Israel.
Los israelíes se despertaron el miércoles en duelo, con la sensación de haber perdido a un familiar.
En cambio, los palestinos no derramaban una solo lágrima por Shimon Peres, responsable para muchos de sus desgracias.
Si para sus compatriotas Peres encarnaba la historia y la continuidad del Estado de Israel, los palestinos interrogados por la AFP no dudaban en calificarlo de “criminal de guerra”.
En el centro de Tel Aviv, con lágrimas en los ojos, Liora Levy, una israelí que rondaba la cincuentena, dijo ir al trabajo con tristeza.
“Era uno de los mejores.
Es un día terrible, un día de duelo”, murmuró.
Pero este duelo, los israelíes lo vivían sin muestras de dolor excesivas, sin velas ni concentraciones de militantes políticos, contrariamente a cuando Yitzhak Rabin fue asesinado en 1995.
Se habían preparado -cuentan- con las “falsas alertas” de cada una de sus hospitalizaciones de este año.
El 11 de diciembre de 1995 se encontró con el entonces presidente de EUA, Bill Clinton en Washington.
La radio y la televisión interrumpieron su programación habitual para difundir en alternancia boletines de noticias e imágenes de archivo de los años 1950, acompañadas de música compuesta en los kibutzs o por los “pioneros” llegados con la creación del Estado de Israel en 1948.
Los israelíes se volvieron a sumir así en su historia, un pilar de la cual desaparece con la muerte del último fundador que quedaba del Estado Hebreo.
Shimon Peres falleció a los 93 años en el hospital debido a un accidente vascular cerebral, dijo su médico personal y yerno, Rafi Walden.
“Nos dejó sin sufrir”, agregó.
El 4 de diciembre de 2014 fue recibido en el Vaticano por el papa Francisco.
De su vidaCon Peres desaparece el último superviviente de la generación de los padres fundadores del Estado de Israel y uno de los principales artífices de los acuerdos de Oslo, que sentaron las bases de una autonomía palestina en los años noventa y dieron la esperanza a una resolución del conflicto.
El expresidente israelí era la única figura aún en vida de los tres hombres que compartieron el premio Nobel de la Paz en 1994 “por sus esfuerzos en favor de la paz en Oriente Medio”, tras la muerte del exprimer ministro israelí Yitzhak Rabin -asesinado en 1995- y del expresidente palestino Yaser Arafat, en 2004.
Líderes de todo el mundo le rindieron homenaje.
Era una de esas personas que “cambian el curso de la historia”, dijo el presidente Barack Obama.
Un “genio de gran corazón”, según el expresidente Bill Clinton, que supervisó la firma de los acuerdos de Oslo en 1993.
El presidente ruso, Vladimir Putin, elogió su “valentía” y su “sentimiento patriótico”.
Diciembre 11 de 1994: el líder palestino Yasser Arafat, Shimon Peres y el primer ministro israelí Yitzhak Rabin con el premio Nobel de la Paz.
“Dedicó su vida al renacimiento de nuestro pueblo.
Era un visionario inclinado hacia el futuro.
Era también un paladín de la defensa de Israel”, describió el primer ministro Benjamin Netanyahu.
Entró en política a los 25 años gracias al fundador de Israel, David Ben Gurion, y fue uno de los arquitectos del programa nuclear de Israel, considerada la única potencia atómica militar de Oriente Medio.
Pero los palestinos tienen una imagen negra del hombre que avaló los primeros asentamientos judíos de Cisjordania ocupada, y era primer ministro cuando la aviación israelí bombardeó el pueblo libanés de Caná, que dejó 106 civiles muertos en abril de 1996.