Villanueva, CortésEntró como de costumbre por el callejón de tierra que da acceso a la vivienda; pero esta vez, Porfirio Matute Ponce iba armado con una pistola y un machete con el que cortó los cables de luz para cometer su crimen.
Su objetivo era acabar con la vida de su mujer Erlinda Corea, pero uno de los disparos que hizo, dentro de la casa, le pegó en la frente al pequeño Jair (de cinco años).
Erlinda, madre de Jair, salió como pudo de la casa, con una herida de bala en un brazo y otras de machete en el abdomen, a buscar auxilio entre los vecinos de La Venta.
Eran como las siete de la noche.
En la casa de adobes solo estaba Erlinda dándole la cena al niño.
Su hijo mayor, Enrique (de 17 años) se acababa de ir a ver a su novia; y Dixon (de 6 años) corrió, por orden de su mamá, a buscar ayuda en cuanto ella se dio cuenta que el hombre estaba borracho y armado.
Hombre celoso mata a niño de su mujer en PimientaLos vecinos dicen que después que escucharon los plomazos vieron salir por el callejón a la mujer caminando despacio y pidiendo angustiada a su agresor: “No, no, Ponce”.
Como si hubiera obedecido, este se fue directo hacia donde había dejado escondida la bicicleta para huir.
Vecinos calificaron a Jair como un niño vivaracho, amigable e inteligente.
Un vecino mostró la forma en que llegó a la vivienda el hechor, quien ahora guarda prisión.
En La Venta, distante unos ocho kilómetros de Pimienta, no se había cometido un crimen igual, dicen los moradores al tiempo que repudian el abominable hecho porque la principal víctima fue un niño muy querido por todos.
Su hermano mayor, Enrique, dice que cuando llegó a la casa al enterarse de la tragedia, fue directo a buscar a Jair, pero “le di vuelta a las camas y no lo hallaba”.
¿Adónde estás?, gritaba en medio de la oscuridad, y de repente escuchó un débil pugido.
Fue entonces que lo detectó en un rincón, al pie de la refrigeradora.
Jair y su madre fueron trasladados al hospital Mario Rivas de San Pedro Sula, donde el niño murió esa misma noche.
A la madre le dieron de alta este jueves.
Ahora se encuentra reponiéndose donde un familiar en Choloma, informó Enrique.
Ella se vino de Talanga hace unos dos años a vivir a La Venta trayendo a sus tres hijos.
La mujer (de 25) conoció aquí a Ponce (de 72), quien solía quedarse con ella de vez en cuando, pues vivía en Villanueva.
El sábado 24 que llegó a visitarla encontró a otro hombre en la casa, pero no le hizo ningún reclamo; sin embargo, regresó el domingo al anochecer solo para cometer el desastre, dijeron vecinos.
Esa misma noche lo alcanzó una patrulla policial cuando conducía su bicicleta en la comunidad Los Tres Reyes, de Villanueva.
“Iba bien solvente por la carretera, como si no hubiera hecho nada”, dijo un colaborador de la Policía.
Enrique lamenta no haber estado esa noche en la casa con su mamá porque tal vez hubiera impedido el crimen.
“A Jair lo querían los vecinos porque siempre los visitaba cuando no estaba en el kínder”, dijo el muchacho mientras daba pedazos de tortilla a una perrita que era la mascota del niño asesinado.
“él fue quien le puso Like”.
Enfurecido por los celos, el hombre mató al hijo de su mujer de apenas cinco años.